Usar ese tapado era
ponerse un lugar común
pero abrigaba y ayudaba
a la conversación.
Al final ya estaba pelado en los bordes
y con mordiscos de polillas.
Se lo pasé a mi hermano,
como quien entrega un legado,
y él volvió a ponerle los botones
en el lugar que corresponde
a los varones: creo que a la derecha
(me cuesta discernir la izquierda y la derecha)
El tapadito pobre, el tapadito exiliado,
el tapado gris del poeta ilustre y militante
que fumaba triste y gris.
Era demasiado literario,
el tapadito, como para volverlo un tema.
Y encima daba vueltas por Corrientes,
él, heredado por Andrés en Roma,
con un paquete de libros
de la firma ilustre.
Luego me lo quedé yo.
Y me quedaba grande.
4 comentarios:
http://elbuenodegelman.blogspot.com/
existe un lugar donde la poesía del bueno de gelman se hace musiquita con la banda sonora de mi vida.
sí, lo visité y me hizo pensar en El árbol y en el tapado de marras.
ah... qué lindo eso, el árbol y el tapado... entonces si no es un abuso me permito dejar la entrada para que visite a una de mis mujeres amadas...
http://lospoemasdemarosa.blogspot.com/
sí, yo ya puse ambos acá al costado, para que se vaya el escaso lector por las ramas. hace mucho que no publicás nada en el de Marosa...
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