participios pasivos


Los cigarrillos aplastados en un cenicero de latón berreta, en el cuarto de bebé de una casa alquilada en zona sur, el cuarto rosa y blanco con cortinas de voile, que tenía una cómoda recién pintada llena de batitas heredadas. En la terraza, unos pañales lavados a mano secándose contra un cielo celeste intenso, una bandera nacional y doméstica.
Los cigarrillos que se fumaba uno después de otro el autosecuestrado encerrado en el cuarto de la nena, la beba que ahora se convirtió en esto que soy yo.
Nadie en esa casa fumaba, excepto el autosecuestrado, amigo de mi papá, o compañero, no sé. Yo dejé de fumar hace un tiempo, antes de mi embarazo; mi marido fuma en el balcón. Pensar ahora en el autosecuestrado me hace tener ganas de fumar, pero no encuentro los cigarrillos de juan y no quiero perder tiempo. No sé ni cómo se llamaba el autosecuestrado
Cuando me contaron la anécdota del tipo que fingió su secuestro como aporte financiero para la organización, pensé que se trataba de un auto secuestrado; me parecía raro que un vehículo cupiera en mi habitación. Entendí al rato, y me reí. Fue por teléfono, casi todas las conversaciones con mi mamá son por teléfono.
No sé si estará muerto ni siquiera sé cómo terminó el autosecuestro. Sé que al tiempo yo volví a mi habitación, a la que le había quedado mucho olor a humo. Y me resulta muy raro decir “mi”, no creo haber sido “yo” la de entonces, pasaron tantas “yo” bajo el puente...

No hay comentarios.: