unos zapatos rojos


Siempre que alguien me cuenta que sus zapatos nuevos le molestan, me acuerdo de una historia que escuché hace muchos años, cuando vivía en otro país.

Es la historia de dos zapatos rojos que estaban uno al lado del otro en la vidriera de una zapatería. Una mujer que pasó por allí los vio y los compró: eran muy lindos, brillosos, chatitos, ideales para ir a trabajar elegante. Ella se los puso la mañana siguiente pero no pudo caminar porque apenas intentaba dar un paso, empezaba a arrastrar los pies y se caía.
¡No había forma de avanzar con los pies metidos en esos zapatos! Así que se los sacó enojadísima y los metió en una bolsa que dejó en la basura. Un hombre se los llevó enseguida. 

–¿Cómo se puede tirar unos zapatos tan nuevos y elegantes? –se preguntó. 

Su mujer intentó usarlos pero también se caía cada vez que quería dar un paso. Antes que tirarlos –pensó–, el zapatero podría arreglarlos. Y se los regaló al zapatero del barrio, que los olvidó una larga temporada en su estantería.

Un día, se los vendió a una nena y un nene que querían disfrazarse. Tampoco ellos pudieron usarlos. 

–¡Pero qué zapatos tan testarudos! –dijeron los dos después de caerse varias veces.

Los chicos se dieron cuenta de que si se los alejaba, los zapatos volvían a juntarse muy despacio hasta quedar uno al lado del otro. Sí, eran unos zapatos testarudos: estaban enamorados y la fuerza que hacían para estar juntos impedía que quienes los usaran pudieran poner un pie delante de otro y avanzar tranquilamente.

Uno de los nenes se acordó de una vecina que siempre tenía el zapato derecho más usado. Tal vez porque tenía una pierna más corta que la otra, ella nunca adelantaba el pie derecho, sino que lo arrastraba hasta llegar a la altura del izquierdo, que era el que avanzaba.
Entonces dejaron el par de zapatos enamorados en su puerta a ver qué pasaba. Y al día siguiente la vecina fue muy elegante a la verdulería. Se miraba de reojo  en el reflejo de las vidrieras mientras caminaba. 

Los zapatos no volvieron a dar problemas. Eso sí, ahora están muy gastados porque la vecina no se los saca nunca.

1 comentario:

nicolás schuff dijo...

http://www.youtube.com/watch?v=HnPOUnINM9s