… si pudiéramos reencontrar aquel cándido deslumbramiento de antaño, cuando descubríamos un nido. Descubrir un nido nos lleva a nuestra infancia, a una infancia. A las infancias que deberíamos haber tenido.
Cuántas veces, en mi jardín, experimenté la decepción de descubrir un nido demasiado tarde. El otoño llegó, el follaje se despeja. En el ángulo de dos ramas, allí veo un nido abandonado. Así que ahí estaban el padre, la madre y los pequeños, ¡y yo no pude verlos!
Descubierto tardíamente en el bosque invernal, el nido vacío se burla de quien explora. El nido es un escondite de la vida alada. ¿Cómo pudo ser invisible? ¿Invisible frente al cielo, lejos de los sólidos escondites de la tierra?
Recogido en el arbusto como una flor marchita, el nido es ahora apenas un “objeto”. Se me permite agarrarlo, deshojarlo. Melancólicamente, me vuelvo hombre de campos y matorrales y, alardeando un poco del saber que le transmito a un niño, digo: “Este es un nido de herrerillo”.
Así, el viejo nido entra en una categoría de objeto. Cuanto más objetos haya, más sencillo se hará el concepto. A fuerza de coleccionar nidos se deja tranquila a la imaginación. Se pierde contacto con el nido vivo.
Sin embargo, el nido vivo es el que podrá introducir una fenomenología del nido real, del nido hallado en la naturaleza y que por un instante –la palabra no es demasiado grande– se convierte en el centro del universo, en el dato de una situación cósmica. Levanto suavemente una rama, allí está el pájaro, incubando los huevos. No se echa a volar; sólo se estremece un poco. Tiemblo ante la idea de hacerlo temblar. Tengo miedo de que el pájaro que anida sepa que soy un hombre, el ser que ha perdido la confianza de los pájaros. Me quedo inmóvil. De a poco se aquietan –¡me imagino!– el miedo del pájaro y mi propio miedo de dar miedo. Respiro mejor. Suelto la rama. Regresaré mañana. Hoy hay una alegría en mí: los pájaros han hecho un nido en mi jardín.
Gaston Bachelard: La poétique de l'espace
la imagen viene de acá
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1 comentario:
Hermosa amiga.... No he hecho un blog pero sí he escrito durante estos meses acá, y gran parte de mis ideas fueron inspiradas precisamente por un nido de zorzales que me obsequió el patio de la casa donde anido temporalmente... Ese nido ahora está ocupado por palomas, pero vi nacer crecer y volar dos generaciones de pichones ya.... Todo un tesoro!!
Gracias por reflejar siempre de manera tan precisa, sentires y pensamientos, a través de lo que escribís y elegís citar.
Abrazo enorme
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